Carta a Goya


{Mi querido señor Don Francisco de Goya}:

Ha llegado sin casualidad a mis manos y a mis ojos un grabado suyo títulado “El sueño de la razón produce monstruos”. Tengo que mostrarle mis más sinceras admiraciones pues me parece un dibujo perfecto, sagaz, intuitivo y refinado. Me quedé un buen rato observándolo. Dudando a ratos sobre su finalidad.
Me ha hecho pensar sobre la razón.
Frase la que acabo de escribirle bastante absurda, pues inherentemente es enormemente obvia tal acción de la una sobre la otra. Pero en fin, me disculpará mi poca elocuencia e ingenio a la hora de escribir pero no soy lo que se dice, concisa.
Bien, tendría algo que decirle respecto a la conciencia y al ensueño de ésta como creador de horrores y desasosiegos.
Se que no soy nadie para contradecirle a usted, mi buen señor, pero déjeme al menos plantearle un cambio en el principal propósito… ¿que le parecería este nuevo“El uso de la razón produce monstruos más nos vale estar dormidos”? o éste otro ¿“Mucho piensa el que poco duerme”?. Tengo que volverle a rogarle que no se ría usted de una servidora que no hace más que demostrarle que cuánto más se piensa más se horroriza uno de sí mismo. Puedo jurarle que en este momento es lo que me está ocurriendo.
Supongo que usted se referiría a cuestiones políticas, o más bien, de ideales. Le repito que soy mujer de necesidad explícita y sino están en acierto mis tristes divagaciones en lo que con ello se refería, le seguiré contradiciendo aunque eso me cueste mi infame título en las bellas artes.
Cuan complicada resulta la razón que creemos tener gobierno sobre ella y no crea más que lo contrario a lo que se pretende.
En este momento me apetece un cigarrillo y mi razón me dice que no lo haga, y mi razón a su vez me extiende el brazo hacia el fuego que prenderá la llama y el otro desliza el pitillo entre mis labios. El cigarrillo se prende. El humo se dispersa.
¿Que monstruo es la razón en sí? De dos cabezas pues.
Le adviertes que no haga y hace. O que haga y no hace.
El arrepentimiento es otro de esos monstruosos seres que crea, que no deja dormir. Que revolotea cuál murciélago sobre tu cabeza, atiborrada de preguntas sobre cualquier cosa. El bien, el mal, el amor, la muerte, la vida.
Todas esas preguntas monstruosas también se las hace uno despierto, mi buen señor.
A veces lo que ocurre en la mente despierta es gigantescamente terrorífico, pues a menudo nos encontramos en situaciones vergonzantes que la razón a creado, y que la misma razón impidió controlar.
Hay veces que uno piensa, hace, y después se pregunta que ha sucedido con el control sobre uno. Cómo si de un embriagamiento pasajero se tratara. Es una sensación abominable estar despierto y no controlar la razón de tus actos. Es mucho más preocupante que soñar con cualquier ser extraño mordiendo tu yugular.
Mire si lo creeré firmemente que voy a dejar de molestarle a usted con mis razones y desazones y voy a irme a soñar, con lo que yo quiera, o con lo que mi otra razón quiera…y si hay monstruos que los haya, estaré tranquila mientras dure el sueño, porque mañana al abrir los ojos mis monstruos seguirán dentro de mi cabeza despierta, y al mirar el mundo no veré más que monstruos y al ilusionarme con cualquier cosa, ésta se convertirá en monstruo…y todos estos, mi muy señor mío, estos, los reales, sí pueden lastimar.

Mi más sincera admiración.



Siempre suya,
LauraKing***



Sonando: Scary monsters-David Bowie
http://www.youtube.com/watch?v=5Is0_mNdWHk

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