Inventando el amor con Carmen MSelma


Te digo que duele.
Pero a ti te duele más. Es más reciente. Y ahí sigue, sin parar de hurgar en la yaga.
Judas actualizado, usa los sms.

No se que decirte. ¿quién me cura a mí?
Te digo: inventemos uno.
Que no pueda existir.
Uno precioso.
Uno al que realmente podamos amar.
Y compararlo con los que nos hicieron esto.
No serán pues tan especiales si no se parecen al inventado.
Me dices sí sí.
Quiero comparar.
Ver la verdad.

Separadas por ese umbral.
Empezamos.

Te digo que mi anhelado nunca diría “Volvamos a la realidad”, desnudo, besándome en el cuello.
Te sigo diciendo que mi adorado no me diría soltándome la mano, “Hoy debo portarme bien”...haciéndome saltar lágrimas de ira.
Te cuento que mi codiciado ser nunca tendría miedo al mañana, actuaría libre en cada momento sin temor a represalias. Mías o de otros.
Te continúo explicando que ese ser tendría una mirada ambiciosa, codiciosa y ávida de mí. Nunca podría traspasarme ni evadirme. Así me vería reflejada en ella.
Te muestro al ser que ama la vida por encima de todo pero no teme a la muerte. Es valiente como nadie.
Te expongo así al ser que con una caricia me diría toda una vida de palabras.
Y nunca me cuestionaría.
Nunca trastocaría mi arte, sino que lo engrandaría de tal manera que me embriagaría y los dos se convertirían en inherentes.
Y nunca lo turbaría con mis antojos y sueños. Por extraños que parecieran.
Me admiraría tanto como yo a él. De una manera inmensa y sencilla. Recíprocamente.
Consideraría, con su inmensa inteligencia, que nadie pertenece a nadie. Y lo haría libre de valores impuestos. Con el amor en bandera.
Un consejo suyo sería la Verdad que necesito.
Un beso suyo me mostraría el agua de todos los mares llenando un vaso.
Un abrazo suyo sería el mundo hecho pañuelo.
Cada día intentaría conocerme, porque cada día metamorfoseamos. Me estudiaría como si de una especialidad se tratase.
Le gustaría reír por encima de todas las cosas.
Le gustaría inventar cosas imposibles y creérselas.
Estar en casa calentito o salir y no volver en días.

Te revelo que mi ansiado no preguntaría para obtener respuestas esperadas.
Y te descubro que mi suspirado no cree en el amor eterno ni inventado.
Sólo se mantiene a mi lado mientras me desee cada mañana en su cama, y duerma deseándome como si nunca me hubiera tenido.
En cuanto no sienta enamoramiento, mi querido ser me abandonará, plácidamente y sin culpa, pues el amor no es controlable. Sabiendo esto mi ser es consciente de la inconsciencia de éste y por tanto amará verdaderamente y sin metas.

Para que no pueda ser real. Para que no pueda existir alguien así...
Te invento que mi apreciado ser tendrá el color verde de la esmeralda.
Y sabrá cocinar langosta.
Sabrá idiomas desconocidos para mí y así me los susurrará al oído.
Sabrá escribir al revés.
Y adivinará pasados, presentes y futuros. Sin don ninguno.


Mi anhelado ser es una literaria veleidad.

Como todos los que hemos querido Carmencita.
Compara.
Y VERÁS.


TQ+++++

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